En el caso de los niños es fundamental detectar y corregir cualquier defecto en la marcha cuanto antes, ya que puede afectar al correcto crecimiento del niño y a su futura postura corporal.
Es recomendable consultar al podólogo a partir de los 4 años de edad, o incluso antes si se detecta que el niño se sufre continuas caidas, se tropieza o camina de forma extraña. Es posible que el problema tenga fácil solución con unas plantillas a medida o mediante ejercicios que el podólogo le enseñará. También puede colaborar y orientar a otros médicos u otras diciplinas para buscar mejoría.
UN DIAGNÓSTICO PRECOZ EVITA PROBLEMAS EN LA EDAD ADULTA.
El tratamiento con plantillas personalizadas incluye un control a los 6 meses para comprobar el beneficio de las plantillas, pudiendo hacerse modificaciones si fuera necesario.